El acoso escolar (bullying). Parte I. Aprender a reconocer sus características.

El acoso escolar (bullying). Parte I. Aprender a reconocer sus características.
El acoso se genera en el ámbito escolar o sus áreas de influencia, expresándose  en una conducta abusiva verbal, física o sicológica que repite el acosador  de manera sistemática y frecuente por un periodo prolongado de tiempo y que busca atentar contra la dignidad o integridad física o psíquica del acosado. Usualmente el acoso es efectuado en la presencia de testigos.
Algunas de las manifestaciones más comunes de acoso son: Burlarse continuamente  de la victima utilizando sobrenombres de carácter ofensivo; reírse públicamente del otro, descalificándolo o haciendo comentarios hirientes o degradantes de él; no permitirle  el ingreso a grupos marginándolo; agredirlo físicamente empujándolo, dándole codazos o puñetazos, golpearlo o hacerlo caer aprovechando las actividades deportivas; acecharlo o perseguirlo en espacios aislados o en vías cercanas a la escuela: inventar rumores descalificantes o mentiras.
Producto del acoso, la victima puede presentar síntomas de fatiga, desestabilización emocional, pérdida de confianza en sí mismo, estrés, rabia, ira, nerviosismo, ansiedad, resignación, trastornos psicosomáticos. Se siente humillado y no entiende la razón, se cree culpable de lo que le sucede, aun cuando no entiende que hizo para originar el rechazo, la agresión,  la burla o el aislamiento. Reacciona con mayor vehemencia ante las situaciones que considera injustas. Se siente abandonado por sus compañeros, indefenso, incapaz de encontrar con quien  compartir la angustia que le produce la situación de acoso, pierde la sensación de pertenencia al grupo. La depresión puede generar pérdida de apetito, falta de sueño, variaciones en el peso, crisis de llanto, aparecen actitudes o comentarios cínicos sobre el entorno, hostilidad, suspicacia, pierde la capacidad de disfrute. El niño o adolescente se muestra agresivo con sus padres o maestros, abandona las responsabilidades familiares y escolares, se produce el  fracaso escolar. Cuando el acoso utiliza la agresión física, se  puede generar en la victima la presencia en su cuerpo de morados, cortes, rasguños o la pérdida o ruptura de objetos personales que no son debidamente justificados.
El acosador  presenta  poca capacidad de ser empático, poco respeto hacia los demás, bajo manejo de la tolerancia, tiene un profundo y reprimido  complejo de inferioridad, baja autoestima. Usualmente responsabiliza a la victima de haberlo molestado previamente y justifica por ello sus acciones. Puede ser producto de un hogar donde se practican conductas de abuso familiar,   siente falta de afecto e inseguridad, tiene profundos sentimientos de no tener competencias suficientes, de no ser capaz, reforzados por la continua critica de su familia o sus maestros. Puede reaccionar agresivamente por exceso de exigencia o por familiares permisivos. Estos elementos de su inconsciente le hacen reaccionar con violencia, agresividad ante cualquier persona o circunstancia que le recuerde sus propias limitaciones o carencias, de manera que humilla, acosa para rebajar a la victima a un nivel inferior al suyo, destruyendo su autoestima. Busca sentirse bien al ridiculizar, criticar, aislar, agredir y humillar a su víctima. Disfruta del poder que le da el dañar a su víctima. Puede presentar rasgos narcisistas o psicópatas.
Los testigos pueden formar parte del grupo de  amigos más cercanos  y colaboradores del agresor quienes participan en las actividades de acoso. Otros testigos pueden demostrar su adhesión al acosador como forma de evitar tener problemas con el o ser objeto de su acoso. Algunas veces tratan de justificar su actitud, al asumir que “algo habrá hecho la victima para merecer el acoso”. Otros tratan de no involucrarse, permanecer al margen, sin reconocer que, al callar sobre lo que ocurre, se convierten también en cómplices del acoso. De esta forma, el acosador consigue su objetivo al manipular a los testigos integrantes de su entorno para convertirlos en sus aliados, bien sea participando abiertamente en el acoso o haciéndolos sus cómplices al callar o no hacer nada por detener el abuso.
Cualquier persona puede ser objeto del acoso en algún momento de su vida, ya que solo se  necesita que el futuro agresor lo perciba como el generador de su rabia, al recordarle alguna situación no deseada. Nuestros hijos o sus compañeros pueden ser víctimas en cualquier momento del  Acoso Escolar.
 Es por eso que la familia, al  constituir la  base primaria de la sociedad en la cual se desarrollan los valores, principios y normas de actuación, debe propiciar que sus miembros efectúen, en el seno del hogar, la revisión del tema del acoso escolar. Pidamos a nuestros hijos que compartan su conocimiento, experiencia y opiniones  al respecto. Busquemos información para orientarlos adecuadamente para protegerlos de cualquier tipo de acoso.
Brindemos a nuestros hijos el Amor,  la Seguridad y Apoyo que se merecen. Reforcemos su Autoestima. Desarrollemos su apertura a la Diversidad, la Empatía, el Respeto a sus compañeros, la Tolerancia, el valor de la Inclusión y la Solidaridad.

Konekataremba, haz que todo sople a tu favor

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