Como joyas hechas artesanalmente. Así son nuestros hijos “joyas únicas capaces de brillar con luz propia”.
Cuando observamos
una joya, hecha de manera artesanal, vemos algo único, irrepetible, hermoso a la vista, donde se juntan materiales
diversos que vistos en su conjunto nos generan una sensación de armonía y
belleza.
Así como el
artista contempla con orgullo esa joya, resultado de su creatividad, los padres
contemplamos con orgullo y profundo amor
a nuestros hijos.
Acariciamos con
ternura cada arista que define su personalidad. Observamos esas características
en su ser que los hacen únicos, irrepetibles.
Vemos como
confluyen en ellos elementos que nos recuerdan a sus abuelos, a nosotros sus
padres y otras características, tan de ellos, que nos asombramos por lo
inesperadas. Igual que en las joyas, todas esas cualidades y atributos les
brindan un sello particular que los diferencia de los demás.
Debemos brindar a
nuestros hijos oportunidades para que
expresen su naturaleza particular. Observarlos mientras transitan por el
camino que escojan de acuerdo a sus intereses, habilidades y competencias
personales. Confiar en su criterio, brindándoles nuestro apoyo, solo en los
casos en los que nos sea requerido.
Debemos cuidar de
no involucrarlos en actividades en las
que nosotros tenemos interés sin consultarles, (clases de música, ballet,
idiomas, deportes, pintura, o hasta en la escogencia de una determinada carrera
profesional). Si bien como padres queremos que tengan acceso a todas las
oportunidades de aprendizaje que podamos facilitarles, debemos explorar antes cuáles son sus intereses reales,
que los motiva. No imponerles nuestras ideas o intereses ya que esto solo
generaría frustración, insatisfacción y angustia, creando situaciones de
conflicto en la familia.
Seamos cuidadosos
con nuestra forma de comunicarnos con ellos. De la misma manera que el artista
trabaja las piedras moldeándolas sin que se produzca una fractura en su
estructura, debemos orientar a nuestros hijos sin producir daños en la
estructura de su personalidad, sin crear en ellos inseguridad, sin hacer críticas
que produzcan mella en su autoestima.
Hagamos que nuestros hijos participen activamente
en el desarrollo de su plan de vida. De esta forma, podrán expresarse
plenamente como las joyas únicas que
son, capaces de brillar con luz propia.
Konekataremba, haz que todo
sople a tu favor
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